Tecnologías de la información y educación para la sostenibilidad del sector cafetero
Escrito por Francisco Hidalgo
Después del cambio climático, probablemente la falta de relevo generacional es la mayor amenaza para la producción de café a nivel mundial. Siguiendo las dinámicas geográficas globales, y como consecuencia de una complicada situación económica a la que se enfrentan millones de cultivadores de café en el mundo, las nuevas generaciones migran de las áreas rurales hacia las ciudades en búsqueda de oportunidades laborales y mayor acceso a bienes y servicios como la educación.
Según un estudio desarrollado por el Instituto Hondureño del Café (IHCAFE) en 2019 y publicado por Reuters, de los 990 productores de café consultados, el 5,4% de ellos aseguró tener al menos un familiar que había migrado a Estados Unidos entre mayo y julio de ese año. Aunque se trata de una muestra muy parcial de la población, estas cifran permiten imaginar la magnitud del problema. Como consecuencia de estas migraciones masivas, el campo experimenta despoblamiento, abandono de las actividades agrícolas, dificultades crecientes para encontrar mano de obra y pérdida de los conocimientos tradicionales.
Aunque no es el único elemento que puede tener un impacto en esta situación, las tecnologías de la comunicación (TICs) pueden jugar un papel importante para cambiar dicha dinámica. En este sentido, los retos para la comunicación impuestos por el COVID-19 y las medidas de aislamiento social aceleraron de manera significativa la adopción de estas tecnologías por parte de toda la sociedad. Los procesos educativos no permanecieron al margen de esta situación, generándose importantes espacios para desarrollar la educación a distancia en todos los niveles.
La tecnología como solución a la falta de relevo generacional
Con el fin de comprender el uso de tecnologías digitales en el sector cafetero, una investigación de la Universidad de Hohenheim (Alemania) entrevistó a 73 familias productoras de café en las regiones colombianas de Antioquia, Risaralda y Sierra Nevada de Santa Marta. El estudio, llevado a cabo entre diciembre de 2021 y febrero de 2022, permitió comprobar que la adopción de TICs como computadores, tablets y teléfonos inteligentes se vio incrementada en algunas unidades familiares por la necesidad de los jóvenes de las familias cafeteras de continuar con su proceso educativo en tiempos de pandemia. Para ello, hicieron uso del espacio generado por las instituciones educativas que continuaron con su funcionamiento, pero ahora de manera remota y usando plataformas digitales como Zoom o WhatsApp.
En algunos casos, esta situación ha permitido la permanencia de los jóvenes en las fincas y su participación en las actividades productivas, e incluso fomentar procesos de innovación en las mismas fincas a partir de la aplicación de los nuevos conocimientos adquiridos. Debido a los beneficios ya obtenidos, la experiencia adquirida y las inversiones realizadas (equipos y servicio de internet), se espera que esta dinámica no se revierta una vez se regrese a la normalidad, sino que, por el contrario, el proceso continuará creciendo. De hecho, así fue expresado por los entrevistados cuando fueron consultados sobre si continuarían participando en procesos de formación en línea y si mantendrían en funcionamiento el servicio de internet en las fincas después de que terminaran las restricciones relacionadas con el COVID-19. Dicho de otra manera, la educación virtual parece que llegó para quedarse y, de esta manera, la población rural podrá acceder a oportunidades de formación sin tener que salir de sus regiones.
La finca cafetera también se constituye en un espacio fértil para aplicar los conocimientos adquiridos por medio de la educación virtual, sobre todo en áreas como la agronomía, la administración de empresas o los procesos de calidad del café y barismo. Un ejemplo de esto es el caso de Carlos, hijo de uno de los caficultores de Risaralda, que se encontraba haciendo una especialización en Agronegocios de manera virtual y cuya tesis de grado es la implementación de un proceso de apicultura integrada con la producción de café en la finca de su familia. Otro ejemplo es el caso de Edwin, un joven de 16 años que está comenzando a investigar en su celular sobre los diferentes procesos de calidad del café para luego aplicarlos en la finca donde vive.
El gran reto de la exclusión digital
A pesar del gran potencial, existen aún brechas muy importantes que impiden capitalizar estas oportunidades para toda la población rural que podría beneficiarse. En la gran mayoría de los casos observados de educación virtual, fueron las propias familias las que financiaron el proceso de adopción, que incluye asegurar la conectividad por medio de la contratación de un servicio de internet y la compra de equipos. Esto supone un gran esfuerzo económico por fuera de las capacidades de un gran número de productores, lo que limita el acceso a las TICs en las zonas rurales y, por lo tanto, a los beneficios derivados de éstas de manera generalizada.
La exclusión digital es mucho mayor en el campo que en las ciudades. Por ejemplo, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU por sus siglas en inglés) reportó en 2018 que en los países del Sur Global, aproximadamente un 89% de la población urbana contaba con teléfono celular frente a un 63% en la población rural (1). Algo similar encontró el Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México (INEGI) en 2020 con relación al acceso a internet en este país; para este año, un 76,6% de la población urbana era usuaria de internet, comparado con un 48% de la población en el campo (2). Es por este motivo que aún son muchas las personas que actualmente migran de sus áreas hacia las ciudades para poder acceder a la educación.
Tal y como lo expresaron en múltiples entrevistas, son muchos los jóvenes que preferirían permanecer en las fincas y con sus familias si tuvieran la oportunidad de acceder a la educación virtual, pero la falta de conectividad y de acceso a equipos les fuerza a irse. Esto genera un proceso de desarraigo y adopción de nuevas formas de vida que los alejan del campo.
Promover la conectividad en las regiones cafeteras y facilitar a las comunidades el acceso a los equipos necesarios para hacer uso de las TICs puede frenar de alguna manera la migración desde la zona rural hacia las ciudades y el extranjero. En este sentido, los equipos más adecuados serían las computadoras y las tablets, pues los smartphones, debido al reducido tamaño de la pantalla y la dificultad para ingresar gran cantidad de texto, no son tecnologías tan amigables para procesos educativos más formales. Para lograr democratizar el acceso a la educación virtual y otros beneficios de las TIC, se requiere de implementar esfuerzos de cooperación interinstitucional y el fortalecimiento de las políticas públicas para el desarrollo digital en las zonas rurales. Conocer la forma en que se usan estas tecnologías en el sector productivo, es decir, agricultores y cooperativas, y entender los principales retos es una base importante para definir dichas políticas, y es esto lo que quiere lograr la universidad con el estudio.
Aunque hasta el momento apenas comienza el análisis de las entrevistas, los resultados empiezan a arrojar algunas luces. Describir este vínculo entre educación en línea, migración e innovación en las fincas es una forma de resaltar la relevancia de las TICs y de facilitar su acceso en las zonas rurales para la sostenibilidad de la cadena de valor del café. Se espera que próximamente se puedan identificar otras dinámicas igualmente importantes.
TICs como motor de la innovación y la sostenibilidad en las fincas
Un mensaje importante para entender es que, si los jóvenes logran tener oportunidades de educación desde sus fincas, existen más posibilidades de mantener las nuevas generaciones vinculadas al campo, participando en las actividades de la finca y siendo actores activos en la construcción de un proyecto de vida familiar alrededor del cultivo del café.
Mas aún, el acceso a las TICs puede propiciar procesos de innovación y organización empresarial en las fincas gracias a los nuevos conocimientos a los que se accede, generar nuevas oportunidades de negocio y facilitar acceso a los mercados por medio de del uso de las plataformas de comercio virtual o el uso de las redes sociales como canal de comercialización.
Un mayor acceso a tecnologías y conectividad contribuiría de esta manera también a la sostenibilidad de la actividad cafetera y la permanencia de todos los beneficios socio-económicos que se derivan de esta actividad tan fundamental para el tejido social y la competitividad de los países productores.
Referencias
(1) Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU). 2018. ICTs, LDCs and the SDGs: Achieving Universal and Affordable Internet in the LDCs. Thematic Report. In Partnership with the United Nations Office of the High Representative for the Least Developed Countries, Landlocked Developing Countries and Small Island Developing States (UN-OHRLLS), ITU, Geneva, Switzerland.
(2) INEGI. 2020. Comunicado de prensa número 103/20. https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2020/OtrTemEcon/ENDUTIH_2019.pdf